lunes, 7 de enero de 2013

Crecimiento económico vs, desarrollo


Afrontando el reto

El crecimiento económico se suele definir como el aumento continuo de la producción agregada con el paso del tiempo. Tradicionalmente, el crecimiento económico se mide como el aumento porcentual del producto interno bruto (PIB) a lo largo de un año.

            Los economistas afirman que el crecimiento de una economía puede ocurrir de dos formas: de manera  extensiva utilizando más recursos (como el capital físico, humano o natural); o bien de manera intensiva, usando la misma cantidad de recursos, pero una mayor eficiencia. En el primer caso, el crecimiento económico no necesariamente deriva en un aumento del ingreso o del bienestar de los habitantes de un país; mientras que en el segundo trae aparejado un incremento del ingreso por habitante y la mejora del nivel de vida, como promedio, de la población.

Durante muchos años, el crecimiento económico se equiparo al desarrollo. Los países que tenían un mayor ingreso por habitante eran considerados los más desarrollados y todos los esfuerzos de las naciones se encaminaban a lograr aumentos en el PIB.

El PIB es el valor monetario de los 
bienes y servicios finales producidos
 por una economía en un periodo 
determinado.
Durante la década de los sesenta y los setenta, esta concepción fue severamente cuestionada, Algunos economistas llamaron la atención sobre el problema de la pobreza, el desempleo y la desigualdad, que existía en países que registraban aumentos constantes en el ingreso por habitante.

En efecto, después del gran esfuerzo económico que se llevó a cabo a partir de la posguerra para estimular el crecimiento, el concepto de desarrollo se orientó a la búsqueda de crecimiento con equidad. En los países más desarrollados surgió una preocupación creciente por el uso irracional de los recursos naturales y la contaminación ambiental que había provocado su proceso de crecimiento e industrialización.


En 1972, el Informe del Club de Roma concluyo que el capital natural escaseaba y que la acumulación del capital físico y financiero podría deteriorar aún más el capital existente. A pesar de que algunas predicciones catastrofistas incluidas en el informe no se cumplieron, la publicación del informe contribuyo a dar inicio al debate teórico y político acerca de las estrategias de desarrollo y la inclusión del tema ambiental en la conciencia colectiva de la humanidad.   


El Club de Roma encargó el conocido
 informe de Los Límites al crecimiento el cual fue
 publicado en 1972
Por aquel entonces apareció la noción de ecodesarrollo, entendido como el estilo de desarrollo fundado en las condiciones y potencialidades de los ecosistemas y el manejo prudente de los recursos económicos.


La Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente Humano celebrada en Estocolmo en 1972, aborda aspectos normativos fundamentales para los países en desarrollo. Uno de los principales planteamientos surgidos de esta conferencia fue la clara advertencia de que si bien el crecimiento económico era necesario, este no garantizaba por sí mismo el aumento en los niveles de bienestar de la población en general, ya que para lograr esto último era necesario cumplir antes con otras metas sociales.


Bajo esta nueva óptica, el desarrollo estaba ligado a la mejora en el nivel de bienestar de las personas. Elevar los niveles de vida y mejorar la educación, la salud y la igualdad de oportunidades se consideraron componentes esenciales del desarrollo económico. El crecimiento económico era un medio para que pueda haber desarrollo, pero en sí mismo constituía un indicador sumamente imperfecto del progreso.


Una década después, la crisis de la deuda sorprende a los países del Tercer Mundo y de América Latina arrastrando a sus economías a una severa crisis caracterizada por procesos inflacionarios y recesivos que orientaron el interés y las políticas gubernamentales hacia la estabilización y el crecimiento económico. La adopción de políticas de corte neoliberal durante la década de los ochenta acentuaron los problemas de desigualdad en los países tercermundistas dejando una amplia estela de pobreza, inequidad en la distribución del ingreso y devastación del entorno ecológico global.
En este contexto, a solicitud del secretario general de las Naciones Unidas, se constituye la Comisión Mundial sobre Medio Ambiente y Desarrollo para evaluar los avances de los procesos de degradación ambiental y la eficacia de las políticas instrumentadas para enfrentarlos.


En 1987, la Comisión presidida por la primer ministro noruega Gro Brundtland publico el célebre informe titulado Nuestro futuro común, que es también conocido como el informe Brundtland. En este informe aparece por primera vez la noción de desarrollo sustentable, definido como aquel que satisface las necesidades de la generación presente, sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades 



El informe de la comisión exhortó a los diferentes países a iniciar una era de desarrollo económico racional sobre la base de un crecimiento económico sostenido, pero subrayo la necesidad de preservar y salvaguardar los recursos naturales, otorgando prioridad a la protección del medio ambiente y a la resolución de los problemas derivados de la pobreza y el subdesarrollo. La incorporación de la cuestión de la pobreza y la distribución del ingreso (justicia intratemporal); y de la equidad intergeneracional (justicia intertemporal) como pilares de la nueva propuesta de desarrollo fue una de las grandes aportaciones del informe Brundtland.
                El concepto de desarrollo sustentable que se formula en Nuestro Futuro Común parece reconciliar las nociones de desarrollo y crecimiento, elevando a este último al grado de prerrequisito para la satisfacción plena de las necesidades en las naciones más pobres.
               Finalmente el informe termina haciendo un llamado a la cooperación internacional para que a través de los organismos de desarrollo, las instituciones financieras internacionales y las naciones más favorecidas, destinen recursos a los países del Tercer Mundo para financiar proyectos que aseguren el crecimiento económico bajo criterios sustentables. Con base en las preocupaciones y conceptualizaciones planteadas en el informe Brundtland, en 1992 se convocó a todos los jefes de Estado del planeta a la Conferencia de las Naciones Unidas  sobre Medio Ambiente y Desarrollo celebrada en Rio de Janeiro en junio de 1992, donde fue elaborado un amplio programa global (conocido como Agenda 21) para normar el proceso de desarrollo con base en los principios de sostenibilidad.
De esta forma, el concepto de desarrollo sustentable fue adoptado por diversos organismos multilaterales y de cooperación internacional con la intención de prefigurar una política para el cambio global que fuera capaz de disolver las contradicciones entre medio ambiente y desarrollo.
La Cumbre Mundial sobre Desarrollo Sostenible que tuvo lugar en Johannesburgo, Sudáfrica en el año de 2002, retomo muchos de los aspectos anteriores, actualizando los diagnósticos y focalizando la preocupación en los temas del desarrollo local y la necesidad de indicadores ambientales para medir los avances en materia de sustentabilidad.



Toda la informacion proviene del libro: Ciencia Tecnologia Sociedad y Valores I su autor es :José Alvaro Hernández Flores de la editorial Book Mart Mexico.


 

 


 

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